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La Radiestesia es el arte de sentir las radiaciones. Como todo vibra y emite partículas durante esa vibración, todo el mundo circundante, es sensible a esas partículas que a veces constituyen campos electromagnéticos como la luz solar o el campo electromagnético de la tierra que se comporta como un gigantesco imán.

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El Dr. Jhon Diamond, en su libro KINESIOLOGÍA del COMPORTAMIENTO, ya hace cerca de 30 años, divulgó interesantísimos conocimientos sobre esta capacidad de todo lo viviente para  entrar en resonancia entre todo lo existente a través de un mar de energía que nos intercomunica y que permite y explica entre otras cosas, la telepatía, la capacidad radiestésica, y sobre todo el hecho, de que en distintos puntos del globo, muchas veces muchos inventores publiciten el mismo invento en la misma fecha. Eso sucede, porque todos recibieron la “información” del invento de este “mar de energía” que nos intercomunica con el todo y entre nosotros.

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Por eso la capacidad radiestésica no es una cualidad especial de unos pocos privilegiados  sino que es la INTUICIÓN COMÚN que a través de las técnicas radiestésicas logramos  que sea usada a voluntad para obtener, conscientemente, información de nuestro sabio y valioso inconsciente, quien se comporta a nivel biológico como un ángel custodio que nos cuida, ayuda, aconseja e informa constantemente.

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A través de la gran experiencia, nivel científico y excelencia didáctica del Padre Gerula, tenemos la ocasión en Méjico de ser guiados y entrenados en esta técnica milenaria que antes se llamó Rabdomancia = “adivinación por la vara” (de “rabdos” – rama y “mantheia” – adivinación) y que el Abate Bouly en los años 30 cambió por RADIESTESIA (de “radius” – radiación y “áisesthys” – sensibilidad) por ser el término que mejor describe científicamente, la realidad de la Radiestesia.

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